Los muñecos no respiran porque no tienen pulmones.

¡Por fin Lunes!

Es ironía. Aún no he ido a clases y ya estoy deprimido. Y entro a las 15:30~

Ayer salí a comer con mi mujer, mi cuñado y mi suegra (¿a qué suena raro dicho así?). El hermano de mi novia nos enseñó a todos una lección nueva:

Juan Carlos: ¡Anda! si al final si que tenía lechuga la ensalada.

Elena: Hay ensaladas que no llevan lechuga.

Juan Carlos: Ya, pero esas son ensaladas tercermundistas.

Todos le miramos con la cara de PokerFace.

Y bueno a ver... más cosas interesantes que se puedan contar... ah ya, llegó luego un primo extraño de ellos que iba a los salesianos, y mi pregunta fue nada más saberlo: ¿Conoces a Polly? ¡Y sabía quien era!

En fin... las clases, menudo asco. Muchos pensaréis lo guay del paragüay que tiene que ser universitario, y no os voy a mentir, no parece que sea nada malo, pero yo, que no sé que hacer con mi vida, me deprimo día a día más. Y lo peor es que apruebo. En estos momentos admiro a gente como Dani, Mari, Emilio, y demás que a pesar de tener su carrera (o haberla dejando llendo bien, como Dani y la arquitectura) se han metido a hacer cosas que les gusta de verdad. Pues yo me pregunto a mí mismo, ¿por qué no hacer yo lo que me gusta? Entonces me surge la eterna pregunta, ¿Qué me gusta?. Me gusta pintar, escribir, dibujar, leer, jugar y la música, Me gusta estar con ella y con los amigos. Me gusta soñar y me gusta discutir. Realmente, nada puedo hacer con eso, ya que lo poco que sirve para algo de esas cosas para comer no se me dan bien. Siento que estoy tirando el tiempo a la papelera, pero no por las cosas que dirían los adultos más grises, sino por todo lo contrario, por ir a unas clases que no llenan lo más mínimo. Pero algo habrá que hacer... De todas maneras intento ser positivo y pensar que tan solo tengo 18 años, espero que me queden muchos por delante. Rectificar es de sabios.

Y nada, otra vez apurado de tiempo.