Páginas

26 abr 2011

Grotesco, todo lo es.


Otro día más en el mundo. 

Hoy, como la gran mayoría de las veces, se me acabó la bombona mientras me duchaba. Las primeras veces tiene gracia. Cuando se convierte en rutina te harta. Y las pocas veces que me acuerdo de mirarla antes de entrar, está llena y no pasa nada. Mundo cruel.

Esta mañana he visto a una pareja paseando con un paraguas a modo de parasol. Sí, existe más allá de las novelas de Galdós. 

Ya es martes y supongo que la gran mayoría de vosotros, o al menos los que estáis haciendo algo, habréis comenzado las clases. A mí como a vosotros me tocan también hoy, pero bueno, estoy en un plan un poco indiferente ante la realidad, así que creo que me da igual. Me he dado cuenta de lo cómodo que resulta que te de todo igual, de no tener que elegir nada. Si es que ya estoy cansado de tener que organizarlo yo casi siempre. El otro día me llamó un amigo y me dijo de ir a comer unos cuantos, le dije que vale. Al segundo me dijo que los avisara y decidiera sitio y hora. A esto me refiero, y pongo este ejemplo, pero podría poner millones de ellos. Para muestra el sábado, que nos vamos a Jerez y prácticamente he tenido que organizarlo yo todo, pero bueno, esto me molesta algo menos ya que tengo ganas de ir al salón y que todo salga bien. Espero que salga bien, como algo salga mal me hago druida ermitaño y no me volvéis a ver más. 

Hablando de hacer cosas y demás, me he dado cuenta de lo estúpido que es el ser humano (más aún) y lo que nos gusta hacer cosas prohibidas. Primero quiero señalizar la frase: “Las leyes están para romperlas”. ¿Qué coño me cuentas? SI están es por algo, se imponen para evitar un mayor caos, aunque claro, no favorecen a todo el mundo y siempre habrá algunas leyes que sean algo injustas, pero creo que es imposible poner reglar que sean justas para todos, pero al menos sancionar el robar, asesinar, y demás cosas sí, ¿no? Como el mobiliario público, el día que tenga mi propio domicilio y vea a alguien pintando mi fachada para “expresarse”, me voy a expresar yo pintando su puta casa con su sangre. No jodas. Y bueno, ahora estoy poniendo casos extremistas, soy de esas personas que le cortaría la mano a un ladrón (siempre que el robo sea por capricho y no por necesidad), pero puedo citar otros casos de cosas prohibidas que nos saltamos, como el “No pasar” – Pues yo, soy más guay que nadie y paso! (Típico anormal de turno) o el “Prohibido tocar” (generalmente en obras de arte y demás artefactos delicados) y ya tienes una horda de ineptos tocándolos. En fin, a la puta cámara de gas con todos. Cuando sea dictador esto no pasará.

Y podría hablar de muchas otras cosas, pero creo que ninguna viene a cuento. Así que… me despido por hoy, os dejo algo extraño que encontré por mis carpetas:



[…]

La princesa divisó el castillo varios kilómetros antes de llegar. Por cada trote que daba el caballo, ella habría más los ojos y se impacientaba más. Finalmente, llegó y dejó al caballo descansando, aunque era difícil en aquel inquietante y estéril lugar.

El castillo era una edificación grotesca. Rodeado de un profundo foso y construido sobre un cerro, la descomunal estructura de piedras oscuras parecía burlarse de toda la creación. Puertas y ventanales enormes de formas arqueadas punteadas plagaban el castillo. La octava torre (Y la más alta de todas ellas, rozando las nubes) tenía un enorme rosetón en una de sus cincos paredes. 

La princesa entró con la típica gracia que la caracterizaba. Sus pasos eran gráciles y frágiles, mostrando una elegancia máxima en cada uno de ellos. Su blanco y barroco vestido parecía fundirse con su piel, la cual parecía de lisa porcelana. El cabello era oscuro como el azabache, y suave como la seda. Lo único que rompía aquel aspecto angelical eran sus ojos. Unos ojos rojizos que parecían traídos del mismísimo Infierno. En ellos ardía un clamoroso fuego que parecía eterno, inextinguible, alimentado de la más pura maldad y rencor. Claro está, que aparte de estos ojos, lo que más rompía ese aspecto divino era lo de alrededor. El interior del castillo era sombrío y oscuro, parecía abandonado desde hace años. Había indicios de haber sido prospero en otra época, pero lo único que había allí eran montones de huesos, telarañas y restos de lo que parecía lujoso mobiliario. La princesa recorrió la sala principal, ignorando las incontables manchas de sangre que había por el suelo, hasta llegar al trono. El trono era como el resto del castillo, abarrotado y descomunal. Estaba construido con maderas oscuras y bronce. Los bordes eran de oro y en cada posa manos  había un rubí oscuro. El terciopelo rojo que había cubierto antaño el trono ahora no era más que restos roído y sucio. La princesa apartó los huesos que yacían sobre él y se sentó. Miro hacia arriba, sin lograr distinguir muy bien el techo, ya que estaba a una altura considerable y la oscuridad de la sala contribuía a ello. Mientras miraba alrededor no hacía más que reírse, elevando su tono cada vez más y más. Era perfecto, se decía a sí misma una y otra vez. Este castillo sería su nuevo reino, su nuevo bastión de poder. 

Eso decidió la princesa.             
 
[…]                                                                              

2 comentarios:

  1. Yo voto para ponerles un collar electrico a todos ò.ó! xD

    Ais, cuantas veces se me habrán pasado cosas así por la cabeza...ayer me quedé sin línea todo el día porque 3 anormales tiraron de los cables después de machacar la puerta donde están guardados...cada día empiezo a creer que los Mayas son unos putos amos y van a tener razón y todo...a este ritmo no pasamos de 2012, y si pasamos, dudo que podamos seguir considerandonos "humanos" (yo ya califico a unos cuantos de babuinos subdesarrollados)

    En fin...Dios dame poder, que yo te los pongo de rodillas y con el culo apuntando a tu sagrado reino D: xDD

    ResponderEliminar
  2. Dios, dame paciencia, que como me des fuerza les parto la cara (?)

    Ahora en serio, muy buena la entrada. Una vez más tienes razón. Lo más triste es que la mayoría de la gente, desgraciadamente, cumple las leyes porque hay un castigo o sanción detrás.

    Bueno, espero con ansia la futura entrada reportaje del salón -w-

    ResponderEliminar